La única versión de
El grito de Edvard Munch en manos privadas, un dibujo preparatorio para la serie de Paul Cézanne
Los jugadores de cartas
e importantes obras de Mark Rothko, Francis Bacon o Andy Warhol
protagonizan desde anoche la temporada de subastas de primavera en Nueva
York.
La acuarela preparatoria de la serie de Cézanne, y el bodegón de Henri Matisse
Las peonías
alcanzaron anoche en la subasta de Christie´s en Nueva York un precio
de 17 millones de dólares cada uno (más de 13 millones de euros). La
pintura de Cézanne se redescubrió este año, tras haber permanecido en
manos de un coleccionista de Texas desde 1953, y que se creía perdida.
El boceto, realizado en tonos azules y ocres, "se hallaba
meticulosamente preservado y marca un punto de inflexión en la carrera
de Cézanne, ya que muestra el proceso artístico que seguía para
posicionar a sus personajes, que utilizaría luego en sus obras
maestras", precisó Brooke Lampley, directora de la venta en un
comunicado de prensa.
La pieza de Pablo Picasso (1881-1973),
Mujer sentada, un
retrato de su amante Dora Maar, pintado durante la segunda Guerra
Mundial, cuando ambos vivían juntos en París, y que está valorado en
hasta 30 millones de dólares (22,6 millones de euros), terminó
vendiéndose anoche por 4,6 millones de dólares. El resto de las ventas
de Christie´s eran piezas de Alberto Giacometti (1901-1966), Salvador
Dalí (1904-1989), Joan Miró (1893-1983), o Henry Moore (1898-1986).
También hay una importante representación de cuadros surrealistas, entre
los que sobresale
Primavera necrofílica, del catalán Dalí, tasado en hasta 12 millones de dólares (9 millones de euros).
El hito de Munch
La versión del famoso cuadro de Munch, por la que la casa Sotheby’s
espera alcanzar un precio por encima de los 80 millones de dólares (unos
60 millones de euros) que constituiría un auténtico hito en el mundo
del arte, se distingue de las otras tres en que es la que tiene los
colores más vivos, con el cielo dominado por el rojo-sangre, el amarillo
y, en menor medida el azul. Es el único cuadro en el que uno de los dos
personajes secundarios, al fondo a la izquierda del cuadro, está
encorvado sobre sí mismo, como contemplando la ciudad al fondo.
Pintada en 1895, es la tercera de la serie de cuatro y la única cuyo
marco original fue pintado por el artista con un poema en el que
describe las circunstancias que le llevaron a pintarlo: “Estaba yo
caminando por la carretera con dos amigos / a la puesta del sol – El
cielo se tornó rojo sangre / Y sentí un aroma de melancolía – Me quedé
parado / muerto de cansancio – por encima del negro-azulado / de las
leguas de sangre y fuego del Fiordo y la Ciudad – Me quedé atrás /
temblando de Ansiedad – y sentí el gran grito de la Naturaleza”.
Al igual que su contemporáneo Vincent van Gogh, el deseo de Edvard
Munch era pintar una nueva forma de realidad enraizada en la experiencia
psicológica, más que visual. “Es esa proyección del estado mental de
Munch lo que le hizo tan innovador como artista: un paisaje de la mente
cuyo impacto todavía se siente en el arte de hoy”, subrayan los expertos
de Sotehby’s. “
El Grito de Munch es la imagen definitoria de
la modernidad”, afirmaba Simon Shaw, responsable de la sección de
Impresionismo y Arte Modero de Sotheby’s Nueva York, durante la
presentación de la obra en Londres el pasado 12 de abril. A juicio de su
colega londinense, Philip Hook,
El Grito “es un icono del arte” y la obra más importante jamás subastada en Sotheby’s.
El primer boceto
Se cree que la versión de
El Grito pintada en 1893 y que
está ahora depositada en el Munch Museum de Oslo es un primer boceto, un
dibujo sobre madera, de la segunda versión, datada también ese año y
que se exhibe en la Galería Nacional de Noruega. Es esa versión ya más
definitiva que la que fue robada en 1994 de ese mismo museo,
aprovechando la distracción que significaba la inauguración en ese
momento de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer. La obra fue
recuperada ese mismo año.
El segundo robo afectó a la cuarta versión de
El Grito, pintada en 1910, que fue sustraída del Munch Museum a punta de pistola en 2006 junto a otra obra,
Madonna. Ambas fueron luego recuperadas y volvieron a exhibirse en 2008.
¿No tiene miedo Sotheby’s de que alguien quiera ahora robar la
tercera versión, aprovechando que se exhibe casi por primera vez en
público? “No. Hemos tomado nuestras precauciones”, responde con buen
humor Philip Hook.
El Grito nunca se ha visto antes en Reino Unido y solo se exhibió durante un breve periodo en Estados Unidos en los años setenta.
Quizás los expertos serían incapaces de ponerse de acuerdo sobre cuál de las cuatro versiones de
El Grito
tiene más valor, pero para Hook, la respuesta es muy fácil: “Esta,
seguramente. Porque es la única que está en el mercado”, se ríe. Esta
tercera versión es, desde hace setenta años, propiedad de la familia
Olsen, armadores noruegos.
La familia Olsen
Thomas Olsen (1897-1969) fue amigo personal, patricio y protector de
Edvard Munch, además de vecino y coleccionista de sus obras desde
finales de los años veinte del siglo pasado. Olsen jugó un papel
decisivo en la salvación de 74 de sus obras, que estaban condenadas al
fuego después de que Hitler incluyera al pintor noruego en el catálogo
de artistas que consideraba degenerados.
Ahora, su hijo Petter cree que ha llegado el momento de que
El Grito
abandone a los Olsen. “He vivido con esta obra toda mi vida y su poder y
su energía han ido aumentando con el tiempo”, sostiene en los folletos
de Sotheby’s. “Ahora, sin embargo, creo que ha llegado el momento de
ofrecer al resto del mundo una oportunidad para ser su dueño y apreciar
esta extraordinaria obra”. Pero ese placer no es gratis: puede costar
más de 80 millones de dólares.
La primavera de las subastas
El 8 de mayo, Christie's celebrará una subasta de arte contemporáneo y
de posguerra, con reseñables exponentes del expresionismo abstracto
como Willem de Kooning (1904-1997), Barnett Newman (1905-1970), Jackson
Pollock (1912-1956) o Mark Rothko (1903-1970), que podrían sumar los 100
millones de dólares (75,6 millones de euros). La pieza estrella es un
lienzo pintado por Rothko en 1961,
Naranja, rojo, amarillo, con un precio estimado de 45 millones de dólares (34 millones de euros).
Al día siguiente, Sotheby's pondrá a la venta obras maestras contemporáneas como un
Elvis doble de Andy Warhol (1928-1987), valorado en hasta 50 millones de dólares (37,7 millones de euros). Así como
Figura escribiendo reflejada en el espejo, de Francis Bacon (1909-1992) y valorada en hasta 40 millones (30,2 millones de euros), el mismo precio que podría alcanzar
Chica durmiendo, de Roy Lichtenstein (1923-1997).
Por otra parte, la casa Phillips de Pury & Company subastará el
11 de mayo obras contemporáneas de Kooning, Jean-Michel Basquiat
(1960-198), Warhol o Lichtenstein que podrían alcanzar hasta 110
millones de dólares (83,1 millones de euros).